Cixí, la emperatriz.

Antes de hablaros de esta asombrosa mujer, necesito dejar claro una cosa: no se llamaba Cixí. Básicamente, no tenía nombre, pues en la China de la que os hablo, la China del siglo XIX, se consideraban insignificantes los nombres femeninos. Por ello, esta mujer recibió varios nombres: Lan, Yi, Xing…, pero ninguno era el suyo. Se le otorgaba un nombre según su posición o por el significado. Esto no lo explico porque sí, sino para mostrar el machismo que había en la época, y sobre todo en China, donde a las mujeres han —nombre que recibían los nativos de China— tenían que llevar los pies vendados, aunque esto les produjera numerosas lesiones y deformaciones. Y esto es solo una mera introducción para que entendáis por qué Cixí fue tan importante en su momento. Cixí o «la mujer de la familia Nala», como fue inscrita en el registro judicial, nació en 1835 en una familia, sino rica, sí bien asentada, por lo que su infancia fue muy diferente a la de otras chicas del momento. Como la fami...